Come writers and critics Afortunadamente. Mucho ha cambiado el aceite de nuestras sierras de Mágina en estos últimos 20 años. Tanto, que para mí se trata prácticamente de un producto desconocido, o al menos uno del que yo no guardaba memoria. Siempre vinculados a los recuerdos de infancia están los están aromas y sabores entrañables del aceite pero, desde luego no eran tan perfectos. En general, muy por debajo de sus potencialidades reales. Hace 20 años solo exhibíamos musculo como productores por cantidades, pero difícilmente podíamos hacerlo por calidades. Mirábamos en Jaén a los fabricantes esmerados en otras zonas productoras con cierto desdén; zonas de producción reducida, pero entregadas a confirmar las máximas potencialidades de calidad de sus fruto. Algo que aquí desde luego no era prioritario.
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La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía presentó en el día de ayer (9 de febrero) un informe sobre el Registro de Paisajes de Interés Cultural de Andalucía, con la intención de mejorar la gestión, estudio y difusión de 118 zonas de la comunidad vinculadas a la historia, la explotación de los recursos y las tradiciones etnográficas y culturales.
Un equipo de profesionales del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico y de las Universidades de Sevilla y Pablo de Olavide han sido los encargados de dar forma al proyecto que cumple con la directiva del Convenio Europeo del Paisaje suscrito por España en 2008, así como con la Estrategia Andaluza del Paisaje, aprobada en 2012. Los principales objetivos se dirigen a fomentar el conocimiento de los ciudadanos y visitantes, así como para sentar las bases para futuras medidas de protección. Los paisajes incluidos en el catálogo se distribuyen por provincias del siguiente modo: 12 en Almería; 14 en Cádiz, 15 en Córdoba; 16 en Granada; 13 en Málaga; 17 en Sevilla; y los 17 de Jaén, entre los que se encuentran, además del mencionado paisaje olivarero de Mágina, otros como el de Úbeda y Baeza; el minero de Cástulo-Linares; el de Alcalá la Real; el agrario de Pegalajar; el de Otiñar; el del Paso de Despeñaperros; el de Aldeaquemada; el de la romería de Andújar; el de Baños de la Encina; el de Chiclana de Segura; el de Cazorla-La Iruela; y el de Hornos. El Viajero del Aceite de la enhorabuena a todos los enclaves incluidos en este registro, y desea que tal reconocimiento no quede en un simple hecho anecdótico, sino que sirva para contribuir a la mejora sostenible de la relación humana con estos espacios, así como a su difusión y reconocimiento más allá de nuestro territorio.
En esta sexta entrega de La Memoria del Aceite, el Viajero se adentra en las grandes alturas de Sierra Mágina, a medio camino de las cuales se encuentran olivares de pendientes imposibles y tradición milenaria. Aquí puedes leer el guión del programa, y no olvides que los puedes escuchar todos en esta página. DÍA SEIS: SÉ DE UN LUGAR Conforme dejas atrás el bullicio, la agitación de nuestros días, de nuestra vida. Según las carreteras se van estrechando poco a poco, perdiendo su tráfico, perdiendo su anchura, su asfalto. Según la autopista se transforma en carretera, la carretera en camino, el camino en vereda y la vereda en trocha, inconscientemente te amoldas a la ruta y mientras crees que viajas en el espacio en realidad también estás viajando en el tiempo. Cosas de Einstein. Dejas atrás una forma de vivir, una dinámica estresante, artificial, extrema a veces para reencontrate con la mecánica exacta de la naturaleza: el reloj imparable que marca el latido de estas tierras, el paso lento de las nubes ante la inmutable presencia de esos picos que rascan el cielo: Almadén, los gigantes gemelos de las Cárceles, las peñas de Neblín… Paredes imposibles, bajo las cuales se acunan algunos de nuestros mejores olivos, como discretos, como ignorados. Quizá por eso, entre la indiferencia y la ignorancia de muchos, destilan la tierra lentamente, cerca de esos pasos difíciles de los puertos de la sierra. Viendo a menudo la nieve y sufriendo la rigurosidad espartana del clima de este paraíso nuestro de Mágina. Cuando caminas hacia las alturas, se resisten a que les dejes atrás. el hombre, a fuerza de necesidad los plantó en esas cotas, inaccesibles al trato mecánico y casi a veces al trato humano, quizá también para mantenerlos a salvo, para ocultarlos de las miradas codiciosas. Mientras asciendes, compruebas como las pendientes acaban colocando un olivo sobre otro, literalmente, contra lo habitual de encontrarlos uno junto a otro. Raíces sobre copas, alturas increíbles a ras de suelo de olivos viejos, antiguos, robustos y tercos. Sé de un lugar donde hombres juiciosos miman esos plantones milenarios, donde los visitan, los asoman a diario. Los estudian, los cultivan entre miedos e inquietudes… hombres curtidos en mil y un desengaño, a veces también en algún éxito, y en la mayoría con el pago sencillo de ver progresar el lento devenir de sus árboles. Sé de un lugar donde unos y otros, hombres y plantas, la naturaleza racional y emocional elaboran la química inexplicable e irrepetible que se renueva cada año. El aceite de sierra Mágina, que se fragua en las noches de insomnio de los hombres y en las rociadas heladas de los puertos y los pasos angostos entre las cumbres, hasta donde el olivo ha extendido su dominio. Sé de ese lugar y puedo enseñártelo. Pero antes para llegar hasta allí, tienes que desprenderte de todo prejuicio y dejar atrás todas tus urgencias. Si quieres verlo, no bastará con llevar tu cuerpo. Habrás de llevar también tu mente. Si quieres escuchar el capítulo seis
El mar de olivos guarda el recuerdo de muchos naufragios. El quinto episodio de La Memoria del Aceite se acerca a esas otras historias menos amables en torno al mundo del aceite. Te dejamos aquí el guión de este capítulo número cinco. Recuerda que puedes escuchar este y todos en esta página. DÍA CINCO: NAUFRAGIO EN EL MAR DE OLIVOS De tan manido y usado ha perdido parte de la fuerza de esa hiperbólica realidad que describe: de esos millones y millones de plantas uniformes, una junto a otra en filas apretadas, militares, que han transformado para siempre lenta pero inexorablemente, irremediablemente, el plan maestro que la naturaleza había dispuesto hace siglos para estas tierras. Un espectáculo de la mano humana, siempre capaz de lo que se propone, sea lo más sublime o lo más abyecto. El mar de olivos. El océano de olivos callados, ordenado molecularmente, átomo a átomo, planta a planta, olivo a olivo. Tan usado, tan manido, tan coartada, tan decorado de cartón piedra, tan alfombra biensonante bajo la que se oculta a veces la desidia, la indolencia o la incapacidad de unos y otros para desatascar de una vez la supervivencia digna de unas tierras en permanente riesgo de ser esclavas pese a todos sus olivares. El mar de olivos está plagado de naufragios. De buques hundidos, pequeños y gigantes. ambiciosos titanes insumergibles que tocaron fondo o proyectos vitales que se fueron a pique sin apenas hacer ruido. Fiascos estruendosos de los vendedores de crecepelo aceitero. Restos de las batallas despiadadas y egoístas se adivinan en las translúcidas aguas de este mar esmeralda cuando soplan los vientos de los días duros y fríos de aceituna. Sobre el mar de olivos navegan también buques zombies, holandeses errantes sin rumbo ni concierto, piratas despiadados, perlas negras de pretensiones oscuras sobre cofres llenos de monedas mezcladas en un tesoro fácil y sucio. Como la vida, navegar es vivir, y de todo hay en el olivar del señor… Fiascos estruendosos de los vendedores de crecepelo aceitero. Restos de las batallas despiadadas y egoístas se adivinan en las translúcidas aguas de este mar esmeralda cuando soplan los vientos de los días duros y fríos de aceituna. ...y en esto el aceite no es especial. Pese a todo la sierra, geológicamente impasible ante estas nimiedades humanas, sigue hospedando entre sus faldas al olivar inmenso, que se resiste contra viento y marea a dar su brazo a torcer. Quizá lo hace porque sobre sus aguas siguen navegando mujeres y hombres honestos, justos capitanes de pequeñas barcas siempre al borde de la zozobra, que tiñen de honradez la estela de agua y sudor que dejan tras de sí ennobleciendo cuanto encuentran a su paso. Que los vientos les sean favorables. Para escuchar el quinto capítulo
Amanece en el campo, y El Viajero presencia los colores que tiñen el firmamento y los paisajes de Jaén. Aquí tienes el guión de la cuarta entrega de La Memoria del Aceite. Recuerda que puedes escuchar todos los capítulos en esta página. DÍA CUATRO: PRESENCIANDO EL MILAGRO Mientras viajo contemplo el campo bajo la luz extraña de estos días de otoño, antes de que el toque de arrebato lo cambie todo. Antes de que la colmena humana enloquezca y con la laboriosidad de enjambres de abejas ejecute su danza de esfuerzos, meticulosamente sobre miles de millones de aceitunas frías y duras como balas para hacer de ellas la miel picante y amarga de nuestro zumo puro. La luz queda y calma. El presagio de la tempestad de esfuerzos, del silencio rugido de los músculos de cientos, de miles de hombres y mujeres, que consagrarán al centro de sus días el loco trajín de los mantones y las varas y las máquinas y el sueño y el cansancio. La luz de otoño revela el arco iris nostálgico, la gama de todos los colores tristes en las hojas de los árboles de las cunetas, de las lindes, en los caminos agotados desde los que las alturas de las sierras y los olivos que allí cuelgan parecen inaccesibles. Gradaciones sobre todos los colores imaginados en el momento en el que el día agosta y se pliega, dando la exacta medida estética de la naturaleza, siempre acosada, siempre indómita. El olivo no tiene a la vista esos colores. Es impasiblemente verde, inmutablemente vede. Hilos e hilos infinitos de verde oscuro, verde olivo, verde sufrir, verde sudar, verde vivir. El paisaje de una belleza monótona, inabarcable, eterna. El espeso telón de seda verde, escenario que decora nuestras vidas sin otro afán que saciar nuestra hambre, nuestra necesidad. El humilde y viejo olivo verde, ceniciento, adusto, pobre y rico, santo y verdugo, guarda su secreto. Un secreto que el paso exacto de los días y la mano cansada del hombre, esa que por igual lo mima y le sangra, hacen manar de sus adentros. La savia con los mil millones de infinitos tonos dorados y verdes de sus aceites. Estamos en pie presenciando el milagro. Si quieres escuchar el programa
La decisión final se ha hecho esperar hasta última hora de la mañana. No obstante, no se trataba de una tarea sencilla. Los miembros del jurado de la edición 2015-2016 de los Premios Alcuza (que reconocen cada año a los mejores aceites de oliva vírgenes extra de la Denominación de Origen "Sierra Mágina") se encontraban ante una de las ediciones con mayor número de aceites tempranos concurrentes.
La tercera entrega de La Memoria del Aceite aborda la relación entre las mujeres y el campo, y reflexiona acerca de las complicaciones que conlleva para ellas. Aquí tienes el guión del capítulo. Recuerda que puedes escuchar este y todos en esta página. DÍA TRES: ELLAS Es joven, alegre. Su risa atruena a los que la rodean. Ríe porque quizás aún no sabe que es víctima, de su tiempo, de sus mayores, de sus hijos, de este mundo de locos. Quizá nunca llegue a saberlo. Antes de que nadie bulla en la quietud de su casa, ya se habrá puesto en pie, cansada y frotando los ojos. Lejos queda ya de ese deseo de que comience pronto la campaña. La necesidad convertida en virtud. La campaña ya está aquí, ya se coge la aceituna, ya duelen todos los rincones del cuerpo, y a pesar de eso, no oirás queja. En la batalla que se librará en el campo es espartana, con las mismas urgencias vitales que agitan a la tropa de su casa. En la quietud, antes de que el sueño se le espante a los suyos, ella ya trabaja. Ya produce. A veces entre la tristeza y la indiferencia, la ausencia de reconocimiento. Duele. Desayunos, almuerzos, alimentos que prepara para la barja de circunstancias, sustento de fortuna que tragar para rendir.
Con esa suerte baja al campo, a cobrar menos pero a sufrir igual para vivir. Todo un día de briega, con sus ropas de descarte, pero con la belleza serena de mujeres valientes, madres e hijas que se adornan con horas inacabables de entrega agotadora. Extenuadas en el trabajo y en la vida, la vida que viven y la que regalan. Aún inexplicablemente sonríen, y dan más de lo que recogen. Siempre. Acaba el día, los vehículos se detienen, se recogen los aperos. El mundo se calma, los hombres terminan y buscan el asueto en las tascas o dormitan derrumbados frente al televisor agotados, exhaustos. A ella le aguarda aún su casa, esas labores eternamente por compartir, ese mundo justo que no llega. Sólo ellas acompañan el tenue latido que llega al pueblo de las máquinas que no callan en el interior de los molinos... Hasta que se haga el silencio. Para escuchar el programa
Confiado en que te gustase nuestro pequeño homenaje a Lorca de la #memoriadelaceite anterior, aqui tienes la nueva entrega. Compártela si te agrada. Los demás episodios...
Cumplimos, despacio pero con paso firme, diez entregas de la #memoriadelaceite. Como pequeño regalo nos vamos a dar el gusto de escuchar la emoción hecha versos de Federico García Lorca, con el talento y la elegancia de Pilar Jiménez, nuestra "viajera del aceite" de voz de lujo. Siempre os digo que lo disfrutéis. En este caso, estoy seguro de que así será. Yo he tenido la suerte de ser el primero mientras elaboraba esta memoria. Si te gusta, no dudes en compartirlo. |
Periodista y catador de aceites, es PREMIO JAÉN de Periodismo 2012 de la Diputación Provincial de Jaén por la edición dedicada a Sierra Mágina, tiene el reconocimiento 100% VIRGEN EXTRA de la Denominación de Origen de Aceite de Sierra Mágina, con quien colabora habitualmente, por su labor en la difusión de la calidad de sus aceites, además de formar parte del jurado calificador de sus premios a los mejores aceites en varias ediciones.
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